El vínculo roto entre hermanos
Estoy suscrita al canal del Diario de Mallorca y cada día recibo notificaciones de los titulares más destacados. Hace, apenas dos días, saltaba la noticia de que un joven resultaba gravemente herido tras ser atropellado en la carretera de Algaida a Llucmajor. La trágica noticia no se hizo esperar y, poco después, anunciaban su fallecimiento.
Al leerlo me invadió la tristeza, seguida de la rabia y a continuación la duda. En cuestión de minutos pasé de ponerme por un momento en el lugar de esa madre que había perdido a un hijo a estar enfadada con el conductor, para finalmente hacerme montones de preguntas.
Un chico de 16 años caminaba junto a su hermano de 15, por el arcén minúsculo de una carretera estrecha, de noche y un coche los atropelló, hiriendo mortalmente al adolescente mayor y dejando levemente herido al más pequeño, dándose a la fuga tras el impacto. Horas más tarde acabó entregándose a las fuerzas de seguridad.
Pensé en mis hijos, que se llevan 2 años, poco más que esos dos hermanos. Mis hijos que tienen un vínculo muy estrecho. Que juegan juntos, que duermen juntos, que aprenden juntos. Y no podía dejar de pensar en ese chico de 15 años que vio morir a su hermano, con el que probablemente había compartido gran parte de su vida.
Entonces una retahíla de interrogantes se agolparon en mi cabeza.
- ¿A dónde iban esos chicos de noche, por la carretera?
- ¿De dónde venían?
- ¿Nadie los podía haber acompañado?
- ¿Caminaron bajo su propia responsabilidad?
- ¿Estaban enterados sus padres?
- ¿Se podía haber evitado?
- ¿Fue una imprudencia?
- ¿Fue negligencia?
- ¿Por qué no los vio el conductor?
- ¿Por qué reaccionó huyendo?
- ¿Cómo tuvo valor de salir corriendo?
- ¿Le invadió el miedo?
- ¿Quién auxilió a los chicos?
- ¿Cómo se sintió el hermano menor al ver a su hermano mayor en ese estado?
- ¿Cómo superará la familia el trágico suceso?
- ¿Qué heridas emocionales quedarán en los corazones de la madre, el hermano y el padre?

Cuánto me removió de repente esa noticia. El hecho de que fueran dos chicos con tan poca diferencia de edad me conectó directamente con mis hijos y solo imaginarme que eso les sucediese a ellos, me hizo sentir el dolor más profundo.
Hace poco, en mi familia, también una chica muy joven, falleció en circunstancias similares. Así que, ambos sucesos han girado en el mismo sentido.
Estas son las cosas que nos ocurren a los que somos altamente sensibles. Y no es fácil deshacerse de estos pensamientos. Resulta complicado tomar distancia del sufrimiento ajeno.
Solo puedo, desde mi silla, oyendo a mis hijos jugar, agradecer que no estamos pasando por esa situación y enviar a esa familia, que no conozco de nada, y a la mía propia el más profundo sentimiento de pésame.
Vanessa Ojeda