Este niño no come, cuánto come, cómo come, come come, … Miles son los comentarios que una madre llega a escuchar sobre cómo come su hijo.
Desde la lactancia, pasando por las papillas hasta el sólido. Durante la lactancia exclusiva: que si tenemos o no leche, que si le basta o no, que si tendrá más hambre, que si engorda poco o mucho. Durante la introducción de los alimentos: que por qué le das el pecho antes, que si luego no tendrá hambre, que le pongas los cereales en el biberón,… Y con el sólido: que dale dale que tu leche no le alimenta, que por qué no come esto, que por qué no le das esto otro, que si está muy delgado, que si está gordo,… Y bla, bla, bla.
Yo no voy por ahí diciéndole a nadie que por qué come tanta carne o tantos helados o tanta comida precocinada o tantos pasteles o si está muy gordo o si está muy delgado. Cada uno tiene sus hábitos de alimentación y obviamente desea darle lo mejor a sus hijos.
Así que yo hice oídos sordos y afronté esta etapa siguiendo mis principios:
1. Lactancia a demanda y exclusiva hasta los 6 meses.
2. Introducción paulatina de los alimentos en el siguiente orden: fruta, cereales sin gluten, verdura, carne, cereales con gluten, pescado, huevo,… 3 días seguidos con un mismo alimento nuevo y luego los iba combinando.
3. Que coma lo que quiera. Cuando el niño no quería más, se acabó. Unos días come más, otros menos, cuando están enfermos casi no comen, cuando les molestan los dientes tampoco.
4. Papillas y poco a poco el sólido. Sobre el BLW (Baby Led Weaning) no me fue bien, los niños lo escupían todo y era una filosofía que no funcionaba mucho en nuestra familia porque somos un tanto los obsesivos con las manchas y la limpieza. El ritmo de cada uno fue diferente. El mayor que no tuvo dientes hasta los 13 meses no mostraba interés por el sólido. El pequeño, desde el principio casi ya quería coger un plátano y zampárselo a mordiscos. Supongo que también por comodidad nuestra alargamos un poco el tema de las papillas con el mayor, aunque la introducción del sólido no supuso ningún problema. En cambio Ernest pronto empezó a rechazar las papillas y desear probar nuestra comida. Así que el sólido lo introdujimos mucho más rápido; claro que él ya empezó a tener dientes a los 8 meses y medio. Así pronto empezamos a comer los cuatro la misma comida. Nos ayudó mucho a poder salir fuera de casa llevando fruta a cualquier parte.
5. Son niños de bajo peso. Es su constitución. Están hechos a nuestra medida. Papá y mamá somos muy delgados. Los niños son como nosotros.
Comen bien. Si ahora no comen, ya lo harán más tarde. En la alimentación, como en muchos otros aspectos, pasan por diferentes etapas. Ahora mi hijo mayor no quiere verduras y en el cole se come lo que le pongan. Y el pequeño ha empezado pronto a ser selectivo y decir “no”, pero, como todo, esta fase pasará.
Poco a poco irán consolidando hábitos alimenticios. Les damos comida sana, así que crecerán sanos en cuestión de alimentación.
Vanessa Ojeda