Aunque en anteriores ocasiones he hablado sobre el sueño del bebé, quiero volver a retomarlo porque sigue siendo uno de esos temas que más preocupados nos deja durante la etapa de bebé de nuestros hijos.
Es seguro que me repetiré en algunos puntos, pero espero con esta experiencia dar algo de luz a esos padres desesperados.
Detrás siempre suele haber unas expectativas por parte de los padres sobre cómo debería dormir su bebé y cómo deberían dormir ellos. Así que lo primero será analizar lo que distan nuestras expectativas de la realidad.
Para empezar, es imprescindible saber que el sueño del bebé va evolucionando a medida que crece, es por ello que no duerme igual los primeros 15 días de vida, que a los tres meses, que a los 9 meses o que a los 2 años.
Para conocer bien cada fase de sueño os recomiendo el libro de Rosa Jové: Dormir sin lágrimas. Dejarle llorar no es la solución. Me parece bien interesante conocer la evolución del sueño, simplemente para normalizar lo que le ocurre a nuestro bebé.
Sin embargo, también he de decir que algunas de las recomendaciones de Rosa para sobrellevar estas fases se centran en la lactancia materna y el colecho que, por supuesto pueden ayudar pero, no suele ser la solución que buscan los padres, ya que a menudo, ya practican el colecho o dan lactancia materna y siguen preguntando en grupos de madres, qué pueden hacer.
La lactancia materna, ¿ayuda a conciliar el sueño de la madre y el bebé? Sí.
El colecho, ¿ayuda a evitar desvelarse y continuar durmiendo? Sí.
Pero ambas ayudan también a crear un patrón. Cuando damos el pecho, el bebé suele quedarse dormido. Incluso suele soltarse espontáneamente del pecho. ¿Y qué pasa si pasados unos minutos el bebé se despierta? ¿Qué solemos hacer? Volver a darle el pecho para calmarle, para que se vuelva a dormir. ¿Y qué ocurre si hacemos lo mismo toma tras toma, día tras día? Pues que creamos un patrón. El bebé aprende que así funciona el mundo.
Y no hay nada de malo en ello. Pero cuando cambian sus fases de sueño y se acrecientan los despertares, eso empieza a resultarnos agotador.
Lo mismo nos ocurre cuando el bebé se duerme y queremos soltarlo en la cuna. Tiene pinchos. Es ponerlo y se despierta. Probarlo una y otra vez desespera.
Durante la exterogestacion es lógico que bebé y mamá deban permanecer juntos todo el tiempo posible, pero la conciliación laboral con las circunstancias familiares o personales no siempre lo permiten. Así que, y en muchos casos, la madre, el padre, o ambos, van a trabajar cuando el niño aún es un bebé, con lo que dormir mal se convierte en una tortura con importantes huellas sobre el humor. Y es en ese momento cuando se vienen abajo y se preguntan qué hacer.
Yo siempre recomiendo el porteo como primer comodín. Una vez que ya se ha probado también y se necesita algo más, cuento que yo usé un entrenamiento basado en el método Pantley del libro El sueño del bebé sin lágrimas de Elizabeth Pantley.
Mis hijos no soportaban ir en coche. Lloraban todo el camino. No podíamos dejarlos en la cuna, ni pasearlos en el cochecito. Y su sueño duraba 25 minutos, dos o tres veces al día.
Cuando se despertaban lloraban y lloraban.
Con el primero ya llegué tarde a todo. Por no entender qué le pasaba. Aunque desde que tenía algo menos de 2 años duerme del tirón.
Con el pequeño puse en marcha el entrenamiento para romper ese patrón. Si queréis saber en qué consiste, podéis leer el post El sueño del bebé.
Así fue cómo conseguí que alargara la siesta. Aunque he de deciros que al empezar la escoleta lloró un mes hasta conseguir dormirse solo.
Ahora que tiene 5 años, aún se despierta todas las noches que está en su cama, se levanta y viene a la nuestra.
En definitiva, cada familia encontrará su método según sus creencias, su forma de criar y sus circunstancias. Basta observar el sueño del bebé y el de los padres y buscar la fórmula que los sincronice, según las circunstancias.
Por último, decir que la frase “dormir como un bebé” se ha convertido en un mito. Es cierto que tienen el sueño profundo pero lo de que duermen mucho, es otra historia.
Vanessa Ojeda