Cuando empecé a amamantar a mi primer hijo y, tras unos primeros días muy difíciles, mi fuerza de voluntad por darle el pecho fue “in crecendo” de tal forma que se convirtió en un verdadero reto para mí. Luché con uñas y dientes, contra viento y marea, a pesar de las dificultades, de los comentarios y del escaso apoyo.
Leí todo el libro de Carlos González: Un regalo para toda la vida . Acudí a un grupo de apoyo cuando el niño tenía ya unos dos o tres meses y me enganchó lo que allí descubrí.
Un día llegó a mi correo una publicidad sobre una formación en lactancia. Me apeteció mucho hacerla y ahí se abrió la puerta al conocimiento.
Después llegó mi segundo hijo y volví al grupo de apoyo por algunas dificultades con la lactancia.
Hace más de 3 años entré a formar parte de un grupo de mamás de Facebook en el que propusieron formar un grupo de apoyo a la lactancia, de madre a madre. Esa era la finalidad pero no lo supimos hasta que asistimos a una reunión en la que se destapó el pastel.
Desde entonces he aprendido mucho, he leído bastante, y he asistido a una formación y, lo que es más importante, he visto muchos bebés y mamás amamantando.
Desafortunadamente un gran número de madres que acude al grupo lo hace por dificultades en la lactancia materna, en su mayoría, derivadas de frenillos cortos o anquiloglosias.
¿Qué significa tener frenillo corto?
Que la membrana vertical de mucosa que une la lengua con el suelo de la boca es corta, por lo que dificulta los movimientos de la lengua hacia el paladar o sacar la lengua.
Para que lo entendamos, la lengua se encuentra anclada.
¿Qué problemas puede ocasionar?
- Dificultades en la lactancia materna:
- grietas,
- infecciones bacterianas,
- isquemias del pezón,
- mastitis de repetición,
- succión ineficaz,
- tomas interminables (los bebés no se sueltan por sí solos)
- bebés llorosos, irritables,
- regurgitaciones,
- gases, “cólicos”,…
- Dificultades de pronunciación: especialmente la letra erre.
- Mala posición de los dientes: probable necesidad de ortodoncia.
- Paladar ojival. Mala formación mandibular. La movilidad de la lengua abre el maxilar y el paladar.
- Mayor tendencia a padecer infecciones respiratorias (bronquiolitis) y de deglución, así como otitis.
- Problemas cervicales, escoliosis o cifosis.
- Síndrome del respirador oral: ronquidos y/o dormir con la boca abierta.
Se estima que más de un 10% de los niños puede padecerlo y el 25% tiene antecedentes familiares.
¿Por qué parece que hay más casos ahora?
No es que ahora haya más casos, es que durante un tiempo se han encontrado métodos de alimentación alternativos y/o han caído en desuso algunas prácticas que han hecho que las dificultades durante la lactancia materna hayan pasado desapercibidas. Antes también había frenillos cortos pero se obviaban:
- Porque antiguamente existían las madres de leche, y/o las nodrizas,
- porque las matronas, cuando nacían los bebés, realizaban cortes de frenillos (cortos) con la uña de su dedo meñique a principios del siglo XX,
- por el crecimiento de la industria de las leches artificiales.
¿Qué tipos de frenillo corto hay?
- Tipo 1: la membrana nace desde la punta de la lengua.
- Tipo 2: la membrana nace unos milímetros más atrás de la punta de la lengua.
- Tipo 3: la membrana nace en la parte trasera de la lengua.
- Tipo 4: no se ve la membrana, la mucosa es todo un bloque y la lengua apenas tiene movilidad.
Cuando hay un frenillo no corto (“normal”) no se aprecia ninguna membrana bajo la lengua y ésta se extiende fácilmente hasta el paladar o se saca fuera de la boca unos 2/3.
¿Qué se puede hacer?
- Cortar la membrana (frenectomía), en caso de frenillos de tipo 1 y 2,
- probar el uso de pezoneras,
- controlar el peso y, si no aumenta, suplementar con leche materna,
- ejercicios para elastificar la zona (acudir a un fisioterapeuta especializado),
- revisar el agarre y la postura: boca bien abierta, labios evertidos, nariz y mentón tocando el pecho, madre y bebé pegados,
- amamantar en posturas que faciliten un agarre más profundo (caballito, rugby),
- tener paciencia porque a medida que el bebé crece también lo hace su boca y la situación suele mejorar mucho.
Vanessa Ojeda