¿No os parece que hay días en los que vuestros hijos no os dan tregua, en que no paran de hacer cosas “para chincharos”, que se pelean entre ellos constantemente, o momentos en los que estáis tan hartos o perdidos que ya no sabéis cómo resolver los conflictos con ellos…? Y así es en realidad.
El tema de la resolución de conflictos daría para muchos posts. De momento haremos un resumen general y, si queréis más adelante, profundizaremos en aquellos aspectos que más os interesen.
Todo lo que os voy a contar se basa en la disciplina positiva, una corriente educativa basada en herramientas para educar a los hijos con amabilidad, respeto, firmeza y cariño.
Para no soltar una parrafada voy a intentar ser bastante gráfica y breve.
Para empezar hay que tener clara una premisa básica, que es como el amén del padre nuestro, el mal comportamiento de los niños no existe. Lo que a los adultos nos parece un mal comportamiento es en realidad una llamada de atención por una necesidad no satisfecha. ¿Cuál es esa necesidad? Hay que tirar del hilo de nuestro hijo hasta averiguarlo.
De la conducta que tiene un niño, vemos el 20%. El 80% restante no lo vemos. Su mal comportamiento es la solución que él mismo encuentra para el problema que no vemos.
La principal meta del niño es el sentido de pertenencia al grupo (a la familia, amigos, escuela) y lo conseguirá mediante alguna (o muchas) de estas estrategias:
- llamadas de atención,
- luchas de poder,
- venganza,
- o dándose por vencido.
Los conflictos con los niños son oportunidades de aprendizaje, de cambio y de mejora.
El primer paso es identificar cuál es el problema que hay detrás de la conducta del niño. Para llegar hasta él es fundamental ser empático, escuchar activamente y ser asertivo (o sea decir lo que sentimos, lo que queremos, y demostrar a los demás que les escuchamos y entendemos).
Una vez analizado el problema, descubrir su causa, identificar qué parte de ese problema es responsabilidad nuestra y buscar alternativas enfocándonos en soluciones.
Para ello podemos preguntarnos o poner en práctica lo siguiente:
- ¿Le exiges demasiado?
- ¿Lo sucedido ha sido sin querer o a propósito? Si ha sido a propósito, ¿por qué?
- Pon normas, con empatía.
- Crea rutinas con los niños, contando con su participación.
- Busca alternativas con las que todos estéis de acuerdo.
- Ofrece alternativas aceptables en vez de dar órdenes.
- Expresa lo que sientes o piensas (de forma asertiva).
- Negocia.
- Saca a tu hijo de la situación conflictiva y acompáñale (no te vayas).
- Relaja la situación con calma, humor, caricias, besos, abrazos, compañía.
- Pídele ayuda para resolver el problema (lluvia de ideas).
- Hazle preguntas de curiosidad: ¿qué (necesitas para vestirte)?, ¿cómo (va lo de ponerte los pantalones)?, ¿dónde (están los zapatos que te pones después de los pantalones)?,…
- Dedícale tiempo.
Y por último quería dejaros, a modo de resumen, un listado de premisas para conseguir centrarnos en soluciones. Sería algo así como el decálogo del enfoque en soluciones.
Puede ser buena idea imprimirlo y colgarlo a la vista (en la nevera por ejemplo) para poder revisarlo a menudo. Os ayudará a no perder el norte.
DECÁLOGO DEL ENFOQUE EN SOLUCIONES
1) Validar sentimientos. 2) Comprender y motivar en lugar de juzgar y castigar. 3) Alentar en vez de premiar o alabar. 4) Hacer que sienta que pertenece al grupo. 5) Mejorar la conexión y evitar la corrección (anteponer la conexión a la corrección) 6) Hacer preguntas de curiosidad en lugar de dar órdenes. 7) Desarrollar la empatía e investigar las metas detrás de la conducta. 8) Interiorizar que si un niño se siente bien, tiene un comportamiento adecuado. 9) Equivocarse es la base del aprendizaje. 10) Intentar ser a la vez firmes y amables. |
Esto ha sido un breve resumen de algunas cosas que podemos hacer para resolver conflictos con nuestros hijos tras analizar a qué se deben.
Si os apetece que volvamos a tratar alguno de los temas, o alguno de los puntos en profundidad, o hacer hincapié en algo concreto, me lo decís.
Espero que os resulte útil. Para nosotros ha significado mucho. Nos ha servido para interiorizar qué funciona con ellos y ponerlo en práctica. Todo ello nos ha llevado a solucionar muchísimos más problemas que antes. No es que ahora todo esté superado, pero el porcentaje de éxito supera al de fracaso.
Antes casi siempre estábamos enfadados (todo el día, casi todo el tiempo, todos con todos).
Ahora casi ha desaparecido el resentimiento. Sólo ocurre ciertos días en que alguno/s estamos muy alterados y nos cuesta ponerlo en práctica. Desafortunadamente hay días en los que perdemos el foco, pero luego nos damos cuenta y rectificamos. Ser consciente y desear rectificar y mejorar es la clave de todo. Así es como evolucionamos.
Vanessa Ojeda