Más de 5 años y medio ininterrumpidos ha durado mi lactancia materna entre mis dos hijos. Y parece que ha llegado a su fin, así, sin más, de forma voluntaria por parte de mi hijo. Con 3 años y un par de meses ha dejado de pedir. Nos hemos topado con el destete. Y, bueno, me ha costado un poco asimilarlo, sinceramente. Porque ha sido una época muy larga de nuestras vidas, muy cercana y muy vinculante.
Mi hijo mayor se destetó con 3 años, de una forma dirigida, porque yo practicaba tándem con ambos desde hacía 11 meses y había momentos agotadores, especialmente físicamente, incluso nutritivamente. Una alta demanda por parte de ambos. Mi técnica consistió en convencerle que pronto iría al cole de los mayores, en desviar su atención, en pedirle que esperase o proponerle que lo hiciera un poco más tarde. Muchas veces eso provocaba que se olvidase del tema y, unido a su paulatina pérdida de interés, hizo que las tomas se espaciasen, hasta ser muy esporádicas. Aún así durante un par de meses se acordó en unas cuantas ocasiones y me pidió. Yo le decía que ya no se acordaría de cómo se mamaba y él insistía en probar. Al fin un día accedí y se dio cuenta de que realmente ya no sabía succionar. Y, aunque algunas veces aún hablamos del tema o incluso me pide probarlo otra vez, dejó de mamar poco después de cumplir los 3.
No me siento especialmente orgullosa de cómo lo hice, pero tampoco me siento mal. Fue una necesidad mía personal. Lo maravilloso fue que no resultase nada traumático. No hubo enfados, ni llantos.
Con el peque la dinámica ha sido parecida. Poco a poco ha ido perdiendo el interés. Yo ya lo noté antes de cumplir los 3.
Aunque al empezar el cole hubo un reenganche, poco después los cuentos sustituyeron las tomas de antes de ir a dormir. Además, desafortunadamente su demanda se producía en momentos que en los que yo no podía atenderla (justo antes de salir de casa para ir al cole), entonces le ofrecía alternativas o le proponía posponerlo y eso hacía que se olvidase del tema.
Su interés crecía alrededor de otros temas y poco a poco fueron pasando los días.
En los últimos meses el agarre era distinto, como me pasó con su hermano, y me molestaba. Nunca se lo dije pero me aliviaba saber que apenas era una toma al día.
Ya, en Navidad, solo me pidió un par de noches que estaba muy cansado. De ahí saltamos al 13 de enero, su última toma oficial. Fue larga, repitiendo, con buen agarre. ¿Una despedida? Seguro.
Desde entonces lo ha probado un par de veces sin llegar a engancharse. Habrá perdido ya el reflejo de succión. Y sé que se ha acabado porque le he ofrecido en varias ocasiones y ha dicho que no, incluso a pesar de haber estado más de 10 días enfermo, en estado de letargo.
Así que parece que es una etapa que se cierra y me deja, de duelo, con cierta tristeza por saber que se acaba porque la lactancia ha significado mucho para mí y sigue formando parte de mi vida (ya que pertenezco a un grupo de apoyo a la lactancia). Pero con alegría de saber que es un hito madurativo alcanzado.
Ha sido muy especial y ha creado un fuerte vínculo entre nosotros. He luchado mucho por mantenerla y me he enfrentado a toda clase de críticas.
Orgullosa de ser una abanderada de la lactancia materna. No hay nada mejor entre madre e hijo.
Lo que me hace muy feliz es que este final no haya resultado traumático, ni triste, ni complicado. Ha sido totalmente voluntario. Simplemente, llegó su momento. Llegó a su fin.
Aún sigo durmiendo con los botones del pijama desabrochados, sin darme cuenta que ya ninguno de mis hijos reclamará mi pecho… ¿O sí?
Algunas ideas para el destete (si os planteáis hacerlo):
Marcarse objetivos a corto plazo y alcanzables, como por ejemplo:
- Destete parcial (nocturno o diurno),
- Leer juntos el cuento de “La fes-teta” de Miriam Tirado (https://www.miriamtirado.com/es/la-fiesteta/), o cualquier otro relacionado con el tema y preparar esa fiesta de despedida
- Decirles que es hora de ir a dormir o descansar y que mamá también necesita descansar
- Proponer dónde sí y dónde no, cuándo sí y cuándo no, cómo sí y cómo no
- Sustituir las tomas por algo que os encante hacer juntos.
Hay muchas más, según las necesidades y circunstancias de la familia. Si necesitáis acompañamiento en este tramo del camino, podéis contactarme.
Vanessa Ojeda