A fuego lento
Hoy tengo ganas de compartir un gran triunfo. Acostumbro a compartir pequeños logros y no suelo “fardar” de los grandes. Sin embargo, el éxito del que os voy a hablar hoy es de esos.
Hemos entrado en ese mes del año en que se sucede un aniversario tras otro. Y no dejamos pasar la oportunidad de celebrar la vida juntos. Soy un poco fetiche con eso de las fechas. No lo puedo remediar. Aún recuerdo cuando a mi marido, en una salida en pandilla, le dije: “¿Pero estamos saliendo oficialmente? Es para recordar el día.” Y de eso han pasado exactamente 25 años.
Desde ese día han sucedido muchas cosas en nuestras vidas. Y las hemos compartido. Hemos vivido el enamoramiento, el final de la adolescencia, la carrera profesional, la pérdida de un ser querido, la convivencia, viajes, la familia, el matrimonio, el crecimiento laboral, las crisis económicas, decisiones importantes, más pérdidas, la paternidad, las crisis personales, el crecimiento personal, una pandemia y todo aquello que queramos seguir compartiendo en el camino.

Después de tantos años, sé que nuestra relación es sólida y aunque la paternidad nos ha puesto en jaque, seguimos afrontando el camino cogidos de la mano. Somos un equipo y cuando estamos conectados, bailamos al mismo son.
Lo más importante entre nosotros es que, en las grandes cuestiones de la vida, no ha habido conflictos. En lo trascendental, en los valores, en las decisiones importantes, ha habido consenso. Probablemente ese equilibrio nos ha mantenido a flote. Como trasfondo: el respeto. Sin él nada de esto hubiera sido posible.
Éramos unos niños entonces que nos hemos convertido en adultos, todavía con sueños por compartir. Aún conseguimos que nuestros sueños personales iluminen los ojos del otro. Y uno de los que compartimos es seguir recorriendo este camino juntos. Al menos, de momento.
Se cumplen 25 años como pareja, 18 de convivencia, 15 de casados y 10 como padres. Por eso, aprovechamos para celebrar la vida juntos.
¿Queréis saber el secreto? Haber cocinado la relación a fuego lento.
Todavía somos capaces de sorprendernos el uno al otro. Y eso siempre reaviva el amor entre nosotros.
Y vuestro secreto, ¿cuál es?
Vanessa Ojeda