La culpa de la ausencia
Hace unos días, en un encuentro de La Maternidad entre líneas, surgió la preocupación de algunas madres por no estar presentes más tiempo con sus hijos. Decían sentirse desconectadas. Comentaban que habían pasado mucho tiempo concentradas en perseguir algunos objetivos y les parecía que no estaban lo suficientemente presentes en el día a día con sus hijos.
Hablamos de poner el foco en lo que sí hacemos todos los días. Que nos parece poco, pero en realidad es mucho. Si reflexionamos sobre todos los momentos del día que hemos pasado con nuestros hijos o hemos estado haciendo algo con ellos, seguramente nos sorprenderá ver que es más de lo que imaginábamos.
Está claro que nuestro objetivo como madres, que deseamos disfrutar de manera consciente con nuestros hijos y de nuestra maternidad, es estar presentes y no solo eso, sino también disponibles y conectadas para ellos y con ellos.
Sin embargo, como personas, tenemos deseos y ambiciones. Nos marcamos pequeñas metas que nos acerquen a nuestro objetivo, sea el que sea y que pueden requerir tiempo para nosotras. Mientras tanto, durante ese tiempo puede parecer que dejamos de estar presentes. Incluso podrían aparecer sentimientos de culpa (sí, esa sensación interna, casi permanente, en el camino de la maternidad).
Sin duda, a través de la culpa, nos acusamos a nosotras mismas convirtiéndonos a la vez en juezas y ofensoras. Tendiendo a ser duras con nosotras mismas, a condenarnos, a victimizarnos. Así, otras circunstancias son las culpables. De esa manera no nos hacemos cargo de las acciones llevadas a cabo. No nos responsabilizamos.
La responsabilidad
La responsabilidad es un valor en la conciencia, derivado de una toma de decisiones, que conlleva unas consecuencias de las que decidimos responder. Muchas acciones quedan fuera de nuestro ámbito de acción directa. En realidad, nosotras solo podemos responder de aquellas decisiones que tomamos nosotros mismos.
Ante una consecuencia de nuestros actos podemos:
- Revisar la toma de decisión inicial
- Realizar la toma de decisión
- Actuar, tomando medidas
Cuando nos hacemos responsables podemos modificar las circunstancias. Culpabilizar es situar la responsabilidad en otra persona o circunstancia y, en consecuencia, quedarnos desarmados. Dejando así de lado el control de la situación.
Cuando nos responsabilizamos, definimos la realidad desde lo que es, desde lo que hay. Y desde
ahí podemos decidir lo que queremos o no hacer. Aceptamos la decisión de una acción.
Ej.: “Hoy no he dado el baño a mi hija”.
Puedo decir “Me gustaría dar el baño a mi hija, pero no puedo.” Detrás llegará el pensamiento del porqué. Y en realidad tiene un tinte de obligación. De “debería dar el baño a mi hija”.
Sin embargo, también puedo decir “Me gustaría dar el baño a mi hija más a menudo, pero no quiero, porque aprovecho para trabajar en mi proyecto mientras mi pareja le da el baño y así después puedo acompañarla a la hora del cuento.”
Por lo tanto, desde ese lugar podemos pensar en soluciones y comprometernos con nosotras mismas para cambiar lo que nos ha hecho sentir culpables. Nos responsabilizamos, dejamos de culparnos, podemos crecer y desarrollarnos.
Es indudable que, si estamos centradas en otras cosas, además de en la crianza, probablemente será porque buscamos crecer en algún sentido: seguridad, ingresos, estabilidad, autoestima, sensación de logro o cualquiera que sea el motivo que nos mueve y pensamos que cuando lo consigamos nos hará sentir mejor por dentro y por fuera, y así predispuestas a estar presentes, disponibles y conectadas con nuestros hijos.
El primer paso para desterrar la culpa es asumir la responsabilidad.
Vanessa Ojeda