Las personas que nos acompañan durante la maternidad
La vida ha evolucionado de tal manera, que en las últimas décadas la población ha tendido a abandonar el campo y el pueblo para migrar a la ciudad. Además, cada vez vivimos más aislados, lejos de la familia. De una familia que antes era grande: abuelos, tíos, primos o sobrinos, que ayudaban en todo momento en la crianza (en el parto, postparto, cocinando, cuidando de los hijos, prestándose a cualquier cosa) a una micro familia e incluso a familias monoparentales.
Todo ello ha generado una falta de sostén, de apoyo, de logística. En definitiva, de referentes. De modelos, de transmisión de información de una generación a otra.
De todo ello, ya os hablé ya en el post La crianza en Tribu.
Esa falta de Tribu ha generado una nueva necesidad, la de sentirse rodeada de referentes. Pero ahora, las madres del siglo XXI, recurrimos a otras figuras. Porque el habernos alejado de nuestra familia, nos ha hecho ser conscientes de que no queremos repetir patrones. De que queremos alejarnos de la crianza que hemos visto o vivido. Deseamos reconectar con nuestro instinto maternal. Ese que le arrebataron a nuestras madres cuando les dijeron que el biberón era mejor que el pecho, que el chupete era necesario, que convenía dejar al bebé en la cuna para que se durmiese y trasladarlo a su habitación lo antes posible, o que llevar al bebé en brazos podía hacer que se malacostumbrase. Estas perlas, entre otras, siguen llegando a nuestros oídos de vez en cuando. Y no tan de vez en cuando.
Pero nuestra generación también está intentando promover el cambio. Ahora buscamos la tribu en otras madres con experiencia, en bibliografía, en grupos de apoyo, en charlas, en profesionales que nos acompañen durante un tramo del difícil camino de la maternidad. Como, por ejemplo: psicólogas, doulas, asesoras de lactancia, fisioterapeutas, etc.
Buscamos entornos libres de juicios, alejados de las opiniones gratuitas del entorno, en los que compartir lo que sentimos, lo que necesitamos, lo que nos falta. Entornos en los que sentir que se nos tiene en cuenta, que pertenecemos, en los que apreciar sororidad, en los que se nos escuche y que nos anime a tomar nuestras propias decisiones.
A mi tribu la encontré más tarde de lo que hubiera querido, pero cuando llegó, lo removió todo. Fue un punto de no retorno.
Y tú, ¿has encontrado tu Tribu?
Vanessa Ojeda