¿Tú sabes criar niños?
Dijo el maestro
- ¿Tú sabes criar niños? – me dijo mi hijo de 6 años mientras le daba el baño hace unas semanas.
Cada día aprendo un poquito. E intento hacerlo lo mejor que sé. Por eso, leo por las noches, escucho audios de día, sigo formándome y preparo charlas en mi trabajo, que me sirven para profundizar en los temas que trato. Intento rebatir lo que he interiorizado y reflexionar sobre la mejor manera de hacer las cosas.
- Pues, alguien que sabe criar a un niño no se enfada – me dijo a continuación Ernest.
- ¿Tú crees que me enfado mucho? – respondí yo.
- Sí – concluyó.
- Ya sabes que enfadarse es una emoción como cualquier otra. Solo que, si nos enfadamos continuamente, a diario, todo el tiempo, muchas veces, indica que algo no va bien – le expliqué.
Cada día me esfuerzo mucho en mantener la calma e ir a tranquilizarme cuando siento que voy a sobrepasar algún límite.
- ¿Te gustaría que hablásemos de ello en la reunión familiar? – le propuse.
Esta conversación llegó después de un día físicamente agotador. De ir a urgencias, de volver a casa, de entretener a los niños, de cocinar y hacer las camas, poner lavadoras, comer, ir a la farmacia, planchar, dar el baño, cenar, volver a la farmacia.
Un día en que, a pesar de todo, mantuve la calma, conseguí validar, conectar, pasar tiempo juntos, en exclusiva… Y fui amable. Por eso, la conversación me dejó un sabor agridulce. Maravilloso porque poder hablar con mi hijo de este tema y saber su opinión, ha sido un regalo. Y, por otro lado, un “zasca”, porque cuando crees que mejor lo estás haciendo, más toca cuestionarse.
Justo en este punto, en este momento en mi vida, en el que releo libros que ya he leído, veo vídeos y escucho audios sobre crianza respetuosa de forma habitual, sigo formándome y me documento para preparar los talleres; después de una carrera de 8 años en la que he acumulado mucha teoría. Y, en este preciso instante en que estoy poniendo en práctica más que nunca los conceptos que repaso, interiorizo y predico, llega la sabiduría e inocencia de mi hijo para hacerme reflexionar de nuevo sobre qué es lo que estoy transmitiéndoles, con qué se quedan.
Está claro que sigue quedándome muchísimo camino por recorrer. Pero no debo hacerlo tan mal si puedo escuchar al niño, hablar con él y darle feedback.
Mi hijo, maestro de vida, que me dice si sé criar niños. Sin embargo, qué voy a saber yo, si esto es lo más difícil que haré en toda mi vida.
Entonces he pensado en Jane Nelsen y lo que dice en su libro Educar con firmeza y cariño acerca de tener compasión de uno mismo:
- Los errores son oportunidades para aprender.
- Centrarme en lo más positivo: sí, uso principios respetuosos más del 50% de las veces.
- Tener valor para ser imperfecta, algo natural en el ser humano.
- Tranquilizarme y luego resolverlo.
Esto me ha proporcionado un poco de aliento para pensar que si mi pequeño me lo dice es porque le ofrezco un entorno seguro en el que se sienta libre de decirme lo que siente y piensa sin miedo a que yo reaccione mal. Amén.
Vanessa Ojeda
Deja una respuesta