La marginación de las madres
La semana pasada os hablaba de lo duro que es nadar contracorriente. Y esta semana quiero hablar del vacío del sistema. Sí, del SISTEMA (en mayúsculas). De ese conglomerado de instituciones, entidades, grupos y políticos que conforman el gobierno del país. El tejido gubernamental, sea del color que sea, que dicta las leyes, establece las normas, decide lo que apoya, dónde pone el foco o a qué le da impulso.
Mi tribu me abrió la puerta a los grupos de madres y, desde hace 5 años, estoy en muchos grupos de mujeres que son madres (de WhatsApp, de Facebook, de Telegram y presenciales) en los que compartimos nuestras vivencias de la maternidad, nuestras batallas, nuestras alegrías y nuestras frustraciones. Además de información, generosidad, escucha y apoyo mutuo.
Y en esos grupos surgen muchos temas. Entre ellos, cómo el Sistema, basado en el patriarcado, margina a las mujeres. Es el sistema que te anima a denunciar si sufres violencia de género y después tarda en ofrecerte protección, y que finalmente absuelve al culpable por no tener antecedentes.
El mismo que considera que la mejor protección a la maternidad es sufragar una baja de 16 semanas. En un país donde la natalidad es bajísima. Y que acaba de equiparar el permiso del padre al de la madre, esperando que le demos las gracias.
Un sistema que mantiene un sistema educativo arcaico, tras varias supuestas reformas. Ese que hace que los maestros tengan aulas de 25 alumnos a los que enseñar, educar y cuidar. Un sistema que deja que las madres se pasen años buscando respuestas si sospechan que sus hijos tienen TDAH o altas capacidades, son altamente sensibles o tienen problemas del lenguaje o de integración sensorial. El que espera que, tras tocar montones de puertas, pagados profesionales, encuentre el camino al margen del presupuesto general del Estado.
Ese sistema capitalista y consumista que nos ha llevado a un nivel de vida que nos obliga a que las mujeres trabajemos para poder consumir y pagar las deudas que necesitamos asumir en pro de adquirir una vivienda.
Un sistema adulto centrista que lo último que tiene en cuenta es a los niños. Y así ha quedado demostrado no hace tanto tiempo, cuando no podían tocar los parques ni ir al colegio y que siguen sin poder quitarse la mascarilla ni en el patio ni en educación física, mientras los adultos hacemos vida casi normal.
Y dejémoslo aquí porque si entramos a hablar de la pandemia, da para unos cuantos posts.
Sin duda, hablar, escuchar, compartir y convivir entre mujeres, ya sea virtual o presencialmente, es la mejor manera de afrontar y enfrentarnos a un sistema que nos margina. Que nos abandona a nuestra suerte. Que nos deja fuera del circuito en todos los ámbitos. Sí, ese sistema que habla de igualdad. ¡Por favor… basta ya de tanta hipocresía! Este es el verdadero vacío del sistema.
Gracias mujeres por ser, estar y seguir luchando. Sois las verdaderas líderes del mundo, aunque a menudo silenciadas.
Vanessa Ojeda