Mi hijo mayor acaba de cumplir 6 años. Aún lleva pañal por las noches y no creemos que pueda dejar de llevarlo en breve. El pequeño, que tiene 3 años y medio, hace poco más de un mes que ha dejado de llevarlo, casi dos años después de ir sin él durante el día.
Este tema lo recuerdo siempre como algo tabú, algo de lo que uno se sentía avergonzado. Y lo digo por experiencia propia.
Si no nos preocupa en absoluto el tema de que nuestro hijo mayor aún lleve pañal de noche en este momento es porque sabemos que hay un componente genético importante y ambos padres hemos pasado por la misma situación cuando éramos pequeños.
En aquella época apenas se oía de otros casos, que seguro los había, pero afortunadamente ahora el acceso a la información es enorme y me ha bastado leer comentarios en un grupo de mamás para conocer otros muchos casos de enuresis nocturna.
En realidad lo que importa es cómo lo sobrelleva el niño. Y hace un par de meses mi hijo me dio una lección al respecto. Una mañana se levantó con el pañal seco y mi alegría debió ser un poco exagerada. Ese mismo día al irnos a dormir le dije que me hubiera gustado hablar con él de la gran noticia que era que no se hubiese hecho pipí y entonces me contestó: “¿Tanta importancia tiene que no me haya hecho pipí?” ¡Bofetada al canto! Como un jarro de agua fría.
No pude contestar otra cosa que: “Claro que no. No pasa nada por seguir llevando pañal por la noche pero nos preocupa que te despiertes mojado y pases frío por la noche y, también, que en ocasiones supone mucho trabajo tener que cambiar las sábanas casi a diario, porque a veces se colapsa la colada.” Es la verdad, porque hace mucho pipí y no le bastaba el pañal.
Lo cambiábamos dos veces por la noche y a veces usaba dos pijamas y un empapador y aún así mojaba las sábanas. Para nosotros ése era el único problema. Desde que ha empezado el verano se ha reducido notablemente el número de escapes, así que estamos teniendo una época más relajada en ese sentido.
Lo realmente importante es cómo él lo vive. Al cabo de unos días se fue de colonias con el cole, pasando una noche fuera, y sí, reconozco que me preocupaba que se mojara y se sintiese incómodo o avergonzado.
Temía que sus compañeros pudieran mofarse. Me tranquilizaba saber que no era el único niño de su clase en esta situación. Él, al final, no se puso el pañal esa noche (aún no sé exactamente porqué) y obviamente se levantó muy mojado, pero otra niña del grupo sí fue víctima de mofas por parte de sus compañeras al ponerse el paquete. Quizás por eso mi hijo no se lo puso.
Yo tuve mucha suerte durante mi infancia de relacionarme con amigas que nunca se rieron de mí, cuyas familias fueron muy respetuosas y me trataron muy bien siempre que dormí en sus casas, cosa que ocurría con cierta frecuencia.
Pero he de decir que a medida que crecía, se me hacía más cuesta arriba la situación. Cuando pasaba la noche fuera de casa (colonias o viajes de estudios), apenas dormía. Lo llevaba mal. Tampoco había herramientas que ayudasen mucho como las que hay ahora: pañales de tallas más grandes, empapadores, etcétera.
Así que es probable que yo le esté dando más importancia de la que tiene, sí, porque no quisiera que los niños lo pasaran mal por este motivo. Pero mi hijo me ha demostrado su madurez y ahora solo falta que lo supere por sí mismo cuando esté preparado.
Vanessa Ojeda