Hace algo más de un año, acudiendo a una jornada de lactancia materna del hospital, coincidía con una amiga de la infancia a la que hacía tiempo que no veía.
Al acabar la jornada, volvimos juntas y se desató un interesante debate. Ella es logopeda y reivindicaba que su profesión está enmarcada en el área de acción de atención a niños de 0 a 7 años con problemas en la zona bucofaríngea. Y que, bajo su punto de vista, ahora hay otros “profesionales” intrusistas que se dedican a diagnosticar problemas en la función oral o de deglución, como por ejemplo asesoras de lactancia, fisioterapeutas, etcétera.
Yo no soy nadie para decir si eso es así o no, lo que está claro es que cuando una madre se decanta por la lactancia materna para su hijo y algo no funciona correctamente en la diada mamá-bebé los profesionales que encuentra en su postparto inmediato son normalmente comadronas, enfermeras y auxiliares. Y comadronas, ginecólogos y pediatras en los siguientes días.
Si estos profesionales saben detectar el origen del problema y las opciones disponibles para solventarlo, podrán redirigir a los correspondientes profesionales encargados de revisar lo que está ocurriendo y hacer un diagnóstico y/o tratamiento con pautas para llevar a cabo, una vez en casa.
Pero no olvidemos que eso no está pasando en la mayoría de los casos. Las madres se están encontrando con numerosos obstáculos para resolver sus dificultades en la lactancia materna. Si los profesionales no detectan problemas en agarre, postura o frenillos cortos limitantes, raramente derivarán al resto de profesionales. Y aun derivando, no podemos perder de vista la gran olvidada: la madre; que puede estar sufriendo el insoportable dolor de una grieta, tal vez una mastitis, quizás una obstrucción. Ahí es donde los grupos de apoyo entran en juego. Porque a los grupos llegan madres desesperadas por no haber encontrado a profesionales cualificados en lactancia materna que hayan podido intervenir para ayudar a que la lactancia de la madre y su bebé funcione.
¿Qué está pasando?
Que algo está fallando en la red alrededor de la madre. Y esa necesidad no está quedando cubierta. Por eso están surgiendo nuevas figuras en torno a la maternidad. Porque la necesidad existe y ese, al fin y al cabo, es un principio económico. Por tanto, el intrusismo como tal para mí es inexistente. Nadie está ejerciendo en su casa de comadrona, ginecóloga o pediatra.
¿Qué podemos hacer?
Seguir presionando para que el personal sanitario siga formándose, para que detecte y derive al profesional que corresponda y que madre e hijo sean atendidos adecuadamente a la mayor brevedad, para poder seguir así con su objetivo: establecer y mantener una lactancia materna exitosa.
¡A seguir luchando! Y de eso sabemos mucho las madres que formamos parte de grupos de apoyo.
Queda mucho camino por recorrer aún.
Vanessa Ojeda