Lo que han venido a enseñarnos
¿Y si te dijera que tus hijos tienen todas las respuestas? Que ellos están conectados con su cuerpo, sus emociones, la naturaleza y con lo que realmente necesitan. Y si les escuchamos, observamos, tocamos y estamos realmente conectados con ellos, nos darán gran parte de las respuestas. ¿Lo creeríais?
Pues así es. Y no solo eso, sino también son capaces de guiarnos en el camino de la maternidad, de enseñarnos cuál es el recorrido, qué es lo que de verdad importa o la transparencia de la verdadera esencia.

Porque son maestros cuando nos demuestran la fuerza física que tienen, jugando incluso cuando están enfermos.
También lo son cuando juegan con otros niños, sin importarles su raza, su color, su procedencia o su clase social.
Y cuando no se instalan en la queja y lo siguen intentando.
También porque no guardan resentimiento.
Porque nos perdonan por casi todo, siempre.
Por ser generosos, por naturaleza.
Por la inocencia, que los caracteriza.
Y especialmente por darnos las respuestas, idénticas a las que pocos días antes hemos podido decirles nosotros, ante un conflicto. A menudo, en forma de zasca.
¿Aún dudas de los niños como maestros de vida?
Cuéntame tú, ¿qué experiencias te han demostrado que tus hijos son verdaderos maestros de vida?
Vanessa Ojeda