Durante el confinamiento estuve durante más de un mes y medio sin escribir ningún post. Solo me dediqué a las publicaciones diarias en redes sociales. Cuándo empezó esta situación entré en modo tortuga, afectada por la preocupación y la incertidumbre.
Hasta pasadas unas semanas antepuse el bienestar de los demás al mío propio, como es habitual en mí, pero por fin decidí salir de mi caparazón y empecé a hacer cosas para mí misma.
Lo de escribir fue lo que más me costó, a pesar de ser lo que mejor me va en momentos difíciles, quizás sea porque en ese momento todos estábamos bien, quedarnos en casa lo estábamos llevando bien y además estaba reforzando nuestra unión y vínculo. En realidad saboreábamos la nueva situación. Seguramente porque necesitábamos recuperar algo de tiempo juntos.
No me apetece hablar de la pandemia, ni de la economía, ni sacar conclusiones porque, por raro que parezca en mí, estoy viviendo esta situación en el aquí y ahora. He conseguido centrarme en el hoy para vivirlo con mi familia como un día más en nuestras vidas. Disfrutando de cada momento que esta situación nos está regalando. No resultó fácil poder centrarse en el presente todo el tiempo teniendo en cuenta los quebraderos de cabeza laborales, la presión de los deberes, que estábamos todos juntos todos los días y a todas horas y especialmente para los niños el no poder correr, ir en bici, estar en contacto con sus abuelos, disfrutar de la naturaleza, poder estar separados a ratos.
A pesar de todo, su vínculo se ha fortalecido y se han reducido el número de peleas en proporción al tiempo que pasan juntos jugando. Y también el nuestro con ellos y entre nosotros, como pareja.
No todo es utopía, por supuesto, también hemos tenido momentos críticos. Algunos eran para coger la puerta e irse a dar una vuelta para calmarse, pero también han sido oportunidades de aprender a no huir, de enfrentarse a las situaciones, buscar alternativas y soluciones. Ahora no hay prisas. El tiempo deja de importar. Podemos centrarnos en acompañar emociones, las de los demás y las nuestras. Aquí y ahora.
Vanessa Ojeda
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