¿Soy una mala madre por desear que llegue la vuelta al cole?
Obviamente cuando era niña estaba encantada de tener tres meses de vacaciones escolares, pero ahora que soy madre ya no me hace tanta gracia. Y no porque los niños no se las merezcan, sino porque no es tan fácil conciliar vida familiar y laboral. ¿Qué haces con tres meses de vacaciones anuales de los niños? En algún sitio necesitas dejarlos.
Creo que los niños se merecen un buen descanso, un cambio de aires, tiempo libre, pasar tiempo en familia, hacer cosas nuevas, ver sitios diferentes, etcétera. Pero muchas veces acabamos apuntándolos a escuelas de verano por lo que continúan haciendo un montón de actividades, casi con el mismo horario escolar, porque los padres trabajamos o pidiendo a los abuelos que se encarguen de sus cuidados y eso muchas veces se traduce en que los niños hacen lo que quieren, se les consiente un poco y olvidan alguna de las “normas básicas”.
Cuando al fin llegan las ansiadas vacaciones en familia, la situación se convierte en un festival de rebeldía, desobediencia, gritos, enfados, peleas, llamadas de atención,… Todo ello fruto de reclamación de tiempo para estar con ellos. Por eso hemos hecho muchas cosas durante estas vacaciones para estar juntos, para pasarlo bien, estar entretenidos, conocer lugares diferentes, probar cosas nuevas, captar su atención sobre las cosas desconocidas, hacer actividades que les gusten mucho y aún así se han dado numerosas situaciones de estrés.
La clave se encuentra en cómo abordar estas situaciones. En mi caso, he intentado un par de fórmulas diferentes pero no siempre he tenido éxito. Y tras tantos días de vacaciones, saltándonos algunas veces las rutinas, combatiendo el calor, teniendo que hacer muchas actividades diferentes para evitar el aburrimiento y el desmadre, al final se traduce en un agotamiento físico y mental que me hace sentir el deseo de recuperar la rutina; y eso, indudablemente, se consigue con unos horarios regulares de comidas, sueño, juegos, escuela, baños, etcétera.
Siento un poco de culpa, como cualquier madre, por tener ganas de que empiece de nuevo el curso escolar, pero ya se trata de una necesidad física y mental. La maternidad tardía y tener los hijos muy seguidos tiene sus ventajas pero también algunos inconvenientes, entre ellos que la vitalidad no es la misma. Y llevar más de 4 años descansando mal también influye directamente.
Pero al fin y al cabo, todo llega y, aunque empezamos las vacaciones luchando contra viento y marea, parece que poco a poco hemos hecho algunos logros tomando el control del timón del barco y las hemos acabado con frases como “mamá, yo también te quiero mucho”.
Vanessa Ojeda
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