Poco antes de cumplir los 3 años mi hijo mayor empezó a tartamudear. Básicamente no podía arrancar las frases. No era todo el tiempo pero sí bastante a menudo. Para nosotros fue toda una sorpresa pues Abraham hablaba mucho, con gran claridad, incluso dominando dos lenguas. Por ello nos impactó un poco.
Al principio, como es habitual, nos preocupó el tema y buscábamos un patrón, una causa, una solución, ayuda, etcétera.
El entorno familiar empezó incluso a presionar para ver qué pasaba. Yo busqué información y consulté con un par de profesionales de nuestro entorno y todas las respuestas coincidían.
- Se trata de una fase de la adquisición del lenguaje por la que pueden pasar los niños, habitualmente menores de 6 años,
- es pasajera,
- para ayudarle a afrontarla no hay que decirle nada, sino sobrellevarla con naturalidad,
- no acabar las frases por él ni interrumpirle,
- y tener mucha paciencia mientras dure pues las conversaciones pueden alargarse bastante.
Una vez tenidas en cuenta estas pautas, no le dimos ninguna importancia y actuamos con total naturalidad. Realmente a él no le ponía nervioso la situación, nunca mostró frustración cuando le ocurría. A los adultos sí nos impacientaba. Hablé con abuelos, maestros, etc … y todos respetaron su tartamudez.
Al cabo de un par de meses se solucionó de forma espontánea. Y nunca más se repitió.
Con nuestro hijo pequeño también hemos vivido esa fase pero con diferencias destacables:
- ha sobrevenido bastante antes, apenas después de haber cumplido los 2 años,
- aún perdura, y han transcurrido unos 9 meses,
- se produce de forma más esporádica,
- desde que arrancó a decir frases se da cuando tiene mucha información que decir y su cerebro va más rápido que su lengua,
- como su hermano domina el lenguaje, a menudo hablan los dos a la vez, y el pequeño no llega a arrancar la frase. Y, entonces, le dice al mayor que pare y así él dice lo que quería expresar,
- ya nadie comenta nada al respecto. Todos saben que ya hemos pasado antes por ello y se ha solucionado solo.
Así que mi única recomendación si os ocurre es llevar la situación con naturalidad y tranquilidad, generando seguridad en el niño para que se exprese libremente y poco a poco supere esta fase del habla por sí solo. Y lo hará. Si no fuese así, consultad con un profesional.
Vanessa Ojeda