Hace pocos días os hablé del destete. Fue un post que tardó mucho en salir a la luz porque no estaba segura de si realmente había llegado a su fin. O más bien yo no me había autoconvencido. Sí que hubo un momento en el que pensé que era el final: cuando Ernest estuvo 10 días enfermo y no me pidió mamar ni quiso hacerlo cuando yo se lo ofrecía.
Sí que es cierto que pasados casi 2 meses empezó a volver a tocarme y querer engancharse cuando me veía desnuda. Pero nada, se acercaba, se metía el pecho en la boca y chupaba. Se trataba de apenas un segundo.
La verdad es que no solo me daba pena que se acabase por lo que significaba para nosotros, sino que también sentía lástima de que hubiese sido justo en ese momento porque desde hacía unos meses estábamos planificando una sesión de fotos colaborativa con mis compañeras del grupo de apoyo a la lactancia para, entre otras cosas, dar visibilidad y normalizar la lactancia.
Justo cuando nos reunimos para hablar del tema ya hacía un par de semanas que no mamaba. Y para el momento en que se realizó la sesión de fotos, habían pasado más de 2 meses desde el destete.
Fui porque me hacía mucha ilusión y por si había suerte, y se enganchaba un momento y así conseguíamos una última instantánea de recuerdo.
Pues confirmo que no mostró casi interés por las fotos, apenas se enganchó un segundo (que creo no fue captado por el fotógrafo). Solo quería jugar con los juguetes que allí había. Eso sí, creo que como se le insistió mucho y vio a tantos niños tomar pecho, desde ese día se produjo un reenganche.
Sí, sí, volvió a pedirme pecho. Los primeros días prácticamente a diario, cuando me vestía. Incluso a la hora de ir a dormir.
Volvió a succionar y extraer leche y estoy segura de ello, no solo porque él ha afirmado que sale leche sino porque incluso he sentido los calambres de la bajada de la leche.
Se hace difícil saber si durará mucho o no esta fase. A pesar de sentir de nuevo un poco de molestia cuando mama, no puedo evitar sentirme un tanto emocionada de que siga deseando ese contacto tan próximo.
Quizás la lactancia no había llegado a su fin o solo era una broma, tal vez eran los últimos coletazos. La verdad es que en las últimas semanas han sido muy poca las ocasiones en las que lo ha pedido pero aún a veces quiere tomar pecho, aunque sea un segundo.
Lo que está claro es que su fin está próximo. Este regreso a la lactancia ha sido como un bis al final de un concierto.
Vanessa Ojeda