Para evitar complicaciones
Cuando llega el frío, o la vuelta al cole o escoleta, es habitual que los niños se contagien de algún virus, se resfríen o se pongan enfermos. Algunos, lo llevan bien. Otros, sin embargo, acumulan muchos mocos y a veces se complica el cuadro viral.
Ernest tuvo su primera bronquiolitis a las 6 semanas de vida, provocada por el virus VRS y estuvo un día ingresado, en observación. Fue un día difícil y nos asustamos mucho. Era un recién nacido. A los dos meses, se repitió la situación. De nuevo a los 6 y a los 9 meses. Varias bronquiolitis muy seguidas.
En ese momento, llegó el verano y no tuvo ningún episodio. Pero a la vuelta a la rutina, en septiembre, llegó una nueva bronquiolitis y decidimos intervenir. Fuimos a un fisioterapeuta y homeópata. Yo ni sabía mucho de homeopatía ni creía en ello, pero os puedo asegurar que desde entonces no ha vuelto a tener ninguna bronquiolitis.
Eso sí, cuando se resfría, acumula mucho moco y tiende a cerrarse un poco y a veces incluso deriva en laringitis. Aunque cada vez es más inusual. Aún así, cuando veo que eso ocurre, le llevamos a saltar en las camas elásticas. Sí, sí, como habéis leído, a las camas elásticas. Para movilizar el moco. Y es muy efectivo.
Después de saltar, normalmente al día siguiente, empieza a sacar mocos. También ayudan mucho los lavados nasales con suero bien hechos. Y es muy importante revisar si el niño es respirador oral, ya que los niños con tendencia a padecer “-itis” (faringitis, laringitis, otitis, bronquitis, etc.) es muy probable que sean respiradores orales. Al respirar por la boca, en vez de por la nariz, los virus entran por vía oral, sin pasar por los filtros nasales. Siendo así mucho más fácil enfermar.
Os daré otro truquito para esto. Si el niño ya tiene una edad en la que descansa bastante bien por la noche, ya no mama y os sentís cómodos con el remedio, le podéis poner un trocito de esparadrapo de papel que selle los labios, favoreciendo así la respiración nasal.
Nosotros 4 lo hacemos desde hace un año y apenas nos hemos puesto enfermos en este último año. A excepción de la gripe A, que fue bien intensa en enero.

Quería compartir toda esta experiencia relacionada con los mocos con vosotros porque hay aún pediatras que recomiendan broncodilatadores, preventivos, corticoides, etc. obviando otras cuestiones o remedios. En ningún caso digo que debamos hacer oídos sordos a las prescripciones médicas, pero me parece importante cuestionar si no hay otras vías para mejorar estos procesos que eviten ciertos tipos de medicamentos o tener que medicar a los niños de forma continua.
Vanessa Ojeda