Puede resultar un auténtico drama ir en el coche con niños, ya sean pequeños o mayores.
Nuestra pesadilla ya empezó el primer día que montamos en coche con nuestro primer hijo a la salida del hospital. Imaginaos la situación: pleno verano, 40 grados en la calle y él en el cuco tapado con una toquilla “para que no cogiese frío”.
El viaje debió durar 10 minutos. Y se los pasó llorando desesperadamente. Eso solo fue el principio. Ir en coche, en cuco o en autobús se convirtió en algo desesperante. Lloraba y lloraba sin parar. Probamos un montón de cosas: chupete, que nunca llegó a aceptar, juguetes con sonidos, pararnos a mitad del camino y sacarlo, darle el pecho cuando nos parábamos, darle el pecho justo antes de salir de casa, … Todo resultaba inútil. Estuve viajando a su lado, en la parte trasera del coche, durante 6 meses. Y nunca me atreví a ir yo sola en el coche con él.
Estábamos tan desesperados que a los dos o tres meses descubrimos una canción japonesa, Fuka kafuka, que le poníamos una y otra vez hasta que se calmase porque decían que por su composición (melodía y notas) hacía que los niños dejasen de llorar. Y la verdad es que funcionaba. Así que se podría decir que abusamos un poco del tema musical.
Al final llegó un momento, pasados los 6 meses, que por fin empezó a dormirse en el coche. Los viajes dejaron de ser una pesadilla y pasó a ser el lugar donde se dormía sin problema.
Después llegó el segundo hijo y la tónica era parecida, aunque no alcanzó el mismo nivel. Al menos en su primer viaje desde el hospital llegó dormido. Pero después también lloraba cada vez que íbamos en el coche. Yo tuve que ir en la parte trasera, entre los dos niños, hasta los 8 meses, más o menos. Con Ernest encontré un truquito que me ayudó muchísimo. Le ponía mi dedo meñique en forma de gancho en su boca, tocando donde acaba el paladar duro y él succionaba, relajándose hasta quedarse dormido. Después, suavemente se lo sacaba y acabábamos el viaje en calma.
Llegó un momento en que empezó a dormirse él solo, siempre y cuando su hermano le dejase, porque acostumbraba a canturrear y hablar. Una vez superada esa fase vivimos una época en la que los entreteníamos con audio cuentos o dibujos y hubo relativa paz.
Ahora nos toca lidiar con la fase de las peleas en el coche. No son muy a menudo pero hay días que sí las hay. Así que hace unas semanas puse en práctica una idea del libro de Jane Nelsen, Disciplina positiva, para lidiar en estos casos. Y la quería compartir porque me parece una buena forma de atajar el problema.
Consiste en explicarles que sus peleas pueden distraernos, hacer que nos giremos o perder la concentración y eso puede resultar peligroso ya que puede provocar un despiste o la pérdida de atención sobre la carretera. Así que les proponemos, si les parece bien, que cuando eso suceda, pararemos el coche hasta que se calmen.
Si afirman estar de acuerdo, no dejéis pasar la oportunidad de ponerlo en práctica cuando ocurra, parando el coche en silencio, y aprovechad el tiempo de espera para leer o mirar una revista o el móvil hasta que se hayan tranquilizado. Obviamente puede seguir la pelea o pueden culparse mutuamente pero al final se darán cuenta de que nos hemos parado y que habíamos quedado que así lo haríamos.
Seguro que aún nos quedan nuevas muchas aventuras que vivir en el coche pero espero que ya no sean de esta magnitud. Ahora han empezado a hablar entre ellos y resulta muy gracioso oír sus charlas. A veces puedo permitirme el lujo de desconectar y todo…
Cuando al principio teníamos tantas dificultades para hacer viajes en coche con ellos nadie entendía lo que nos pasaba y yo tampoco conocía a nadie que le hubiese ocurrido lo mismo. Recuerdo que llegaba a perder los nervios. No sabía qué hacer para que se calmasen. Y todas las semanas hacíamos un mínimo de 2 viajes de 25 minutos en el coche.
Más adelante, cuando todo ha dejado de ser dramático, he descubierto gente que había pasado por lo mismo. Mucha más de la que podía imaginarme. Y entonces he sido yo la que me he sentido aliviada e incluso he tenido oportunidad de compartir algunos trucos.
Parece mentira reconocer que luego todo pasa. Ahora lo recuerdo como algo muy lejano y sin importancia. Pero en su momento fue una pesadilla.
¿Vosotros también habéis sufrido yendo en el coche con los niños? ¿Cuáles han sido vuestros trucos? Si los compartís, habrá mamás encantadas de recibir nuevas ideas para sobrellevar esos trayectos.
Vanessa Ojeda