Acaban las vacaciones de verano y me siento melancólica. Este verano ha sido diferente. De hecho creo que ha sido el primero en el que no he sentido ganas de que volviesen a empezar las clases.
Veníamos de un año difícil, plagado de conflictos, peleas, discusiones, distanciamiento,…
Necesitábamos un respiro. Así que al día siguiente de acabar las clases, empezamos las vacaciones en familia, los cuatro juntos, con unos días de desconexión global que nos vinieron muy bien (De vacaciones con los niños).
Al regreso hubo un mes de escuela de verano. Tras él nos esperaban otras vacaciones en familia. Luego otro breve periodo de escuela de verano y, para acabar, las últimas vacaciones, sólo mías con ellos. En este último periodo me he dedicado a ellos, a hacer cosas o ir a sitios que les gustan. Y realmente nos ha ido muy bien. Creo que ha sido el broche perfecto para cerrar este verano.
Y aunque los últimos días han sido un poco más caóticos de lo esperado (hubo elementos discordantes externos y emociones alteradas por lo que estaba a punto de avecinarse), hemos superado el momento.
Por eso, no, no quería que volviese a empezar la rutina escolar porque he llevado el verano bien. Porque hemos podido descansar un poco más por las mañanas, porque se acabaron las prisas, el poner el despertador. Porque los niños han estado contentos, jugando mucho y en ambientes donde se han sentido arropados.
Y la vuelta al cole significa todo lo contrario. Prisas, inseguridad, aumento de la demanda, quejas, cansancio, tensión y, entre otras cosas, una sobrecarga mental para mí. Porque toda la logística del cole implica dejarlo todo listo por la noche, controlar qué días tienen educación física o psico para llevar la ropa y calzados adecuados, revisar diariamente carpetas y agendas, mochilas, temas de comedor, materiales a aportar, autorizaciones, revisar la ropa de temporada y comprar la que les falte, etc.
Así que este verano no quería que se acabase. Necesitaba un poco más de tiempo para liberar espacio mental, despejarme y algún rato para mí porque mi lista de cosas pendientes crece sin parar. Pero no ha dado más de sí.
La vuelta al cole es dura para ellos y para mí también. Y este año se acumula un cambio de trabajo por mi parte, así que yo también estoy en periodo de adaptación.
Otro día os cuento cómo nos va a todos esta nueva etapa.
Vanessa Ojeda
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