Así viví este primer viaje que realizamos hace un par de semanas.
08:00h. Estamos en Barcelona. Jordi, mi marido, hace meses que se prepara para correr su primer maratón y hemos venido juntos a disfrutar del acontecimiento un día antes.
08:30h. Línea de salida
08:38h. Comienza el maratón. Papá ha venido a correr. Estamos emocionados por todo lo que supone después de meses de duro entrenamiento y sé lo mucho que significa para él. Aquí estoy yo, fan número uno, dando apoyo incondicional…Pero los peques no están aquí. Los hemos dejado con los abuelos. Aún son pequeños y la carrera dura muchas horas. Ahora les echo de menos porque la emoción me embarga y no la puedo compartir con ellos.
Este es nuestro primer viaje desde que somos papás, hace casi 5 años, y hemos venido solos. Apenas una noche. Pero me ha resultado difícil. Esta vez un viaje de ocio no ha sido como antes, como cuando te despedías de tus padres y ya está. Todo iba a salir bien. Ni te planteabas que algo pudiera pasarte.
Pero en esta ocasión todo ha sido diferente. Ya durante los días previos me encontraba nerviosa, estresada. Me costó despedirme de los niños y cuando estábamos a punto de despegar sentí miedo. Por primera vez sentí una responsabilidad enorme, incluso culpabilidad. ¿Y si algo nos pasa a los dos?
Nunca he tenido miedo a volar, solo notaba un cierto cosquilleo al despegar. Pero aquél día sí tuve miedo, no de volar, sino de no aterrizar. Fui consciente de qué significaba tener hijos y lo importante que es nuestra unión. Ya no podría vivir sin ellos. Son una parte más de nosotros. Siempre me ha costado separarme de ellos pero esta vez ha sido más difícil.
Además el peque estaba pachucho y me ha costado aun más desconectar.
13:00h. Maratón finalizado con éxito. Aunque también con dolor y lágrimas.
17:00h. Camino del aeropuerto
18:40h. Embarque y despegue. Me siento más aliviada de saber que regresamos.
Sin duda, una experiencia de resistencia para ellos y para nosotros. La verdad, tampoco está mal que mamá y papá vuelvan a hacer de novios de vez en cuando. Ha sido muy positivo vivir 36 horas de buen humor, sin rencillas, sin estrés, acoplándonos, compenetrándonos, como siempre había sido entre nosotros.
20:00h. Llegamos a recoger a los niños. Recibimiento lleno de besos y abrazos. Parece que se alegran también de volver a vernos.
El mayor está muy cansado y pronto se duerme en el coche de camino a casa. Y el pequeño está tan contento de volver a vernos que corretea de un lado a otro de la emoción. Nos ponemos el pijama y pide “mametes”. De vuelta a la normalidad!
[…] año que hemos vivido intensamente, en el que hemos vuelto a viajar después de varios años (nuestro primer viaje sin niños), en el que hemos disfrutado de las celebraciones (resaca de cumpleaños, 20 años y dos hijos […]