Íñigo, el hijo de mi amiga Estefanía, que tiene aun 3 años, acaba de empezar el cole este curso. Un día le dijo a su madre: “Los superhéroes no van al cole”. Es probable que Íñigo llegase a esa conclusión porque en los dibujos animados los superhéroes no van al cole, tampoco lloran, ni comen, ni hacen pipí, ni caca. Únicamente se centran en sus superpoderes para salvar el mundo.
Un tanto irreal el panorama. Claro, es un universo fantástico.
¿Cómo podemos responder a todos los Íñigos que hay en nuestras vidas?
Yo creo que todos tenemos superpoderes: amor, empatía, alegría, generosidad, honradez,…
Pero no todos poseemos todas esas cualidades. Sino que cada uno de nosotros tiene solo algunas de ellas.
Podría ser el cole un lugar de encuentro para los superhéroes donde compartir conocimientos y experiencias, aprender nuevas habilidades y herramientas. En definitiva, un entorno donde adquirir nuevos superpoderes.
Además puede convertirse en el lugar donde entrenar los superpoderes. Y especialmente donde formar ligas de superhéroes con los que vivir grandes aventuras.
Démosles a nuestros hijos conocimientos, oportunidades y experiencias reales que son las que se encontrarán a lo largo de sus vidas.
La fantasía de los dibujos y películas o videojuegos está muy bien mientras entendamos que es ficción. De lo contrario acabaremos siendo mujeres que esperan ser rescatadas por príncipes u hombres que se ven obligados a salvar el mundo.
Cambiemos estereotipos. Busquemos experiencias y contactos reales con nuestros hijos (hablar, tocar, abrazar, escribir, pensar, caminar,…) para que lo que vean en los dibujos, películas o videojuegos se quede en su mundo imaginario.
Sino podría generar en ellos una gran frustración.
¿No ha acabado el mundo siendo consumista gracias al sueño americano, reflejado en muchas de las películas hollywoodienses?
Esa vida de película no es la realidad para todos. Quizás solo para unos pocos.
Vanessa Ojeda
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