Desde que has completado 8 vueltas al sol me doy cuenta que creces rápido, demasiado para mí. Veo tantos cambios en ti, que no puedo seguirte el ritmo. Y es que tu mente va muy deprisa. Cuando tú llegas, yo aún voy de camino.
No sé si es la edad o la pandemia, pero algo en ti está cambiando. Tu interés por ver cómo funcionan las cosas, las conexiones, los aparatos electrónicos y la lectura van creciendo. En cambio, tus ganas de jugar han tenido un momento de bajón.
Veía tu maleta llena de aparatos y cuentos y me preguntaba si no era demasiado pronto para saludar la edad adulta, para ir dejando atrás la infancia. Sentía que cada vez me costaba más conectar con tus juegos. Que llevábamos tantos meses juntos, que a veces no sabía de qué hablar contigo. Sentía que se me escapaban los días, uno tras otro, sin saber muy bien qué hacer.
Todo esto lo noté en verano, cuando disponíamos de tiempo para aburrirnos, para hartarnos, para parar el tiempo.
Parece que últimamente vas recuperando tus espacios creativos. Desde que ha empezado el cole, una aparente normalidad se ha impuesto. Cada uno tenemos nuestro espacio y cuando nos reencontramos tenemos cosas de las que hablar. Vuelves a hacer uso de la imaginación en esos momentos que quedan libres para disfrutar. Porque a tu edad ya empiezas a tener exámenes, deberes, obligaciones que merman tu tiempo de juego.
Aun así, a veces pienso que llego tarde, cariño. Porque tú abres el camino a todo mi aprendizaje como madre. Pero corres tan rápido, que yo voy casi siempre detrás de ti.
Afortunadamente los meses que pasamos 24 horas/7 días a la semana, nos han servido para dedicarnos tiempo, hablar de temas trascendentales, compartir juegos, lecturas, abrazos, besos, risas y lágrimas.
Veo en ti la razón inmersa en un mar de emociones. Aquí sigo yo, aprendiendo cada día alguna cosa nueva para continuar acompañándote en el camino de la vida.
¿Será que esta es la edad puente? ¿Estarás cerca del Rubicón?
Vanessa Ojeda
[…] totalmente consciente de que el tiempo no se detiene. Este último año no se parece en nada al rubicón. Más bien, una nueva metamorfosis. El cambio en ti está siendo tan grande que, a momentos, me […]