Por ti, por mí y por el resto
Infantilizadas. Así nos sentimos muchas de las mujeres. Más aún si somos madres. Tratadas como niñas. Tachadas de ignorantes, inexpertas o inocentes.
A veces, por nuestros propios padres, que siguen viéndonos como niñas. Siguen mirándonos desde la verticalidad, sin aceptar que hemos crecido, que tenemos opinión y somos capaces de tomar decisiones. Y si nos equivocamos, aprendemos de ello. Si no, ¿cómo se aprende en la vida?
Bombardeadas con mensajes en la línea de: “Tú no sabes”, “Tú no puedes” o “Yo sé cómo hacerlo, tengo experiencia y tú no”. Como si no tuviéramos criterio. A menudo, por la sociedad. En ocasiones por otras mujeres. Incluso mujeres que son referentes para nosotras: comadronas, enfermeras, pediatras, asesoras, madres veteranas, amigas, etcétera.
Personas que nos dicen qué debemos hacer, cómo hacerlo, cuándo y dónde. Se inmiscuyen en si damos lactancia materna y también si damos biberón, si cogemos a nuestros hijos en brazos o si dormimos con ellos. Si no castigamos y también si damos premios. Si introducimos los alimentos de una manera y también si lo hacemos de otra.
Pretenden darnos a entender que estamos equivocadas o que tendríamos que seguir sus consejos. Y así nos sentimos infantilizadas.

Si vamos más allá, observaremos que también la sociedad y un claro ejemplo es la industria de la moda nos infantiliza mientras hipersexualiza a nuestras hijas. Hace un tiempo leí un artículo que hablaba sobre cómo nuestra ropa cada vez es más infantil: pijamas, camisetas, calcetines con dibujos de películas, cuentos o personajes infantiles, y la de nuestras hijas al contrario: colores oscuros, escotes, minifaldas, tops, bikinis, zapatos de tacón. Y si hablamos de complementos: bolsos, gafas de sol, diademas, pintauñas, …
La infantilización mientras criamos se ve acentuada. Es una reflexión que te dejo, para que puedas detectar estas prácticas y si las sufres, puedas ponerle freno.
Vanessa Ojeda
Deja una respuesta