Cómo nos cuesta hablar de sexualidad
Por dónde empezar la educación sexual
Hablando de sexualidad, hace unos meses, mi hijo pequeño, de 6 años, estaba mirándome desnuda y empezó a preguntarme si los bebés salían por el mismo sitio que la caca. Le expliqué los distintos componentes de la vulva y por donde salían el pipí, la caca y los bebés. Me pidió mirar y yo le dije que no quería que me tocara. A lo que me contestó que “solo estaba observando”. También me preguntó por otras zonas del cuerpo.
Es un niño que, desde siempre, ha tenido mucha curiosidad por estos temas, al contrario que su hermano. Desde hace un tiempo pregunta cosas como que para qué sirven los testículos, si los animales son machos o hembras, por dónde salen los bebés, etcétera.
Con él me está resultando más fácil hablar de la sexualidad. En cambio, con su hermano no ha sido así. Quizás sea porque a él también le da pudor. Pero sin duda es porque a los padres nos ha costado más hablar abiertamente de estos temas. Sí, nos ha costado decir pene y vulva. Tratar con naturalidad la búsqueda del placer de los niños, tener a la vista los juguetes eróticos o mostrar abiertamente la sangre de la regla. Y es que aun provenimos de familias que vivieron la sexualidad con tapujos, secretismo, poca naturalidad, que no nos hablaban del tema e incluso que censuraron algunas cosas. Por ejemplo, la regla, en mi casa, siempre fue vista como algo malo.
Así que, yo crecí entre complejos, tapujos, vergüenza y culpa. No es raro pues que me haya costado bastante abrirme a este tema a pesar de que siempre he tenido claro que hay que abordarlo desde bien temprano.
Las primeras preguntas de mis hijos me resultaron difíciles de contestar. Ahora sé que lo primero que hay que hacer es devolver esa pregunta para saber exactamente qué necesitan saber, tomándome así un tiempo para pensar la respuesta, que será adaptada a su edad, clara, sencilla y natural. Si la pregunta no llega, aprovechemos para sacar el tema de una imagen, película, libro o conversación, en plan: “¿Sabes qué es…?”
Porque si los niños pasan y nosotros no contestamos o ellos no preguntan, acabarán buscando sus propias respuestas en otras fuentes. Y puede que esas fuentes no sean fiables, realistas, respetuosas o adecuadas.
La sexualidad empieza en el nacimiento. Es el ser, los genitales, los atributos, el placer, el afecto, el sexo, el embarazo, el parto o la lactancia, etc. Y nos acompañará toda la vida, hasta que nos muramos.
Si ampliamos nuestra visión y abrimos nuestra mente, probablemente podremos abordar el hablar con nuestros hijos de sexualidad desde un punto de vista más natural, el mismo que cuando hablamos de cómo se forma un volcán, por ejemplo.
Si os cuesta responder a preguntas sobre sexualidad de vuestros hijos, os animo a buscar profesionales del sector que os proporcionen ideas, asistir a charlas, buscar libros, vídeos y reportajes para ver juntos. Y cuanto antes mejor. Empezar a los 9 años puede ser demasiado tarde.
Vanessa Ojeda