Nuestro hijo de 6 años se ha vuelto literal. Sí, sí, que aplica la literalidad a rajatabla.
Uf, una mezcla entre ironía y pedantería que a veces me molesta. Lo reconozco, me hace gracia, pero a veces este nuevo periodo madurativo se me hace pesado.
Bueno, que pasará ya lo sé. Otra etapa más. Es cuestión de tiempo.
Os cuento un poco en qué consiste esta faceta.
Ahora interpreta todo literalmente. Y lo usa como contrarréplica. En definitiva, para llamar nuestra atención.
Algunos ejemplos de lo que nos dice:
- “Me has dicho que me meta en la bañera”- dice y hace el gesto de ir a meterse con la ropa puesta.
- Le digo: “Estira de la cadena”, después de hacer pipí. Me contesta: “Mami yo no puedo estirar porque nuestra cisterna es de botón”.
- “El comedor está abajo” – le digo, refiriéndome a un estancia de una casa. Y él me responde: “Abajo solo está el suelo”.
Y así muchas de las frases del día a día.
Tiene un toque de ironía… Me resulta divertido porque yo soy muy irónica. Pero con solo 6 años, lo hace tan bien que a veces no distingo si es verdad lo que dice o no.
Antes le pillaba las cosas que decía que no eran ciertas porque se reía. Ahora ya disimula bastante bien. Incluso a veces me la cuela.
En fin, ya os contaré, cuánto dura esta fase de literalidad.
Vanessa Ojeda