Grumetes, os miro, ya con 8 y 6 años y me pregunto: ¿Cómo hemos surcado los mares todo este tiempo?
La nave salió de puerto hace más de 8 años y pronto fue alcanzada por la tormenta. Viramos el timón rumbo a tierra firme donde nos sorprendió el vendaval.
Pasado el temporal, nos hicimos a la mar, donde vimos noches estrelladas y delfines nadando.
Poco más tarde, las aguas calmas dieron paso a un mar embravecido.
Nos enfrentamos a lestrigones, cíclopes y al temido Poseidón, como rezaba el poema “Ítaca”, de Kavafis.
Arribamos a una isla donde fuimos atacados por piratas. Levamos anclas y zarpamos rumbo a Ítaca, guiados por la estrella polar.
Observamos el firmamento y registramos cada constelación en nuestro cuaderno de bitácora.
Capeamos el temporal, una y otra vez, soltando cabos, arriando velas, cambiando el rumbo, ahora a babor, ahora a estribor.
Cruzamos arrecifes de coral mientras entonábamos una vieja canción marinera.
Tras largos años de viaje, decidimos reducir la marcha, a velocidad de crucero.
Y así, seguimos navegando. Algunos días, resplandece el sol, otros el cielo se encapota, a veces la tormenta nos sorprende. Así, al fin y al cabo, es como viven los lobos de mar.
Por suerte, contamos a bordo con vosotros, mis queridos grumetes, que entendéis de cartas náuticas y nos guiais en la aventura.
Grumetes, ¿preparados para zarpar de nuevo?
Vanessa Ojeda