Sin lugar a duda es vergonzoso cómo se ha gestionado la política educativa en este país.
No sólo eso, sino que la comunidad educativa, en su mayoría, sigue unos cánones conservadores, como he comentado en otras ocasiones, usando herramientas como premios y castigos, con esas premisas de que la letra con sangre entra,…
La cuestión es que lo que hoy os quiero contar es que estoy muy decepcionada con los informes escolares de los niños.
Hace unos meses, antes de Pascua, era fin de trimestre, tocaba informe. Cuando recogí las cosas de los niños vi que en sus carpetas estaban los informes. Viendo lo corto que era no pude resistirme a leerlo. Me tocó la fibra. El informe del mayor eran dos frases y una de ellas era “felices vacaciones”. No voy a comentar mucho más que: ley del mínimo esfuerzo. El otro niño traía un informe de 3 líneas, cinco o seis frases. Y lo que más me dolió es que no había ni una afirmación positiva.
Todo iba en la línea de: “no muestra interés por esto y lo otro”. Ni un comentario positivo.
A ver, seamos sinceros, era una maestra interina, que hacía 2 meses que había llegado (después de 4 meses de curso). Pero, en serio, ¿es esto lo mejor que pueden decirme de mi hijo? ¿No ha habido nada que pueda destacar de él?
Y, suponiendo que realmente así es, cosa que no pongo en duda, ¿no pueden llamar y hacer una tutoría para explicarnos que hay algo, o no, fuera de la normalidad de la media?
Bueno pues fui yo la que pedí la tutoría. Y, ¿sabéis qué fue lo primero que me dijo la maestra cuando me senté?: “el niño ha cambiado mucho, eso fue las primeras semanas, tras mi llegada”.
¡Bravo! Eso sí que es coherente. Tras pasar unas semanas pensando qué le pasa a tu hijo, van y te dicen esto…
Y, ¿qué pasa con las pautas? Mucho hablar pero pocas alternativas o soluciones nos dan. Nos dicen que nuestros hijos son así o asá, si es que nos lo dicen, pero no nos hablan de qué deberíamos trabajar o porqué puede estar ocurriendo, si es una fase más o si resulta normal para su edad.
Pues no recibí ninguna pauta, ni solución, ni alternativa. Feedback cero.
Y la historia no acaba ahí. Otro día os contaré lo que pasó hasta llegar a final de curso y cómo fue el último informe.
Para acabar hoy deciros que entiendo que en casa debemos trabajar muchos aspectos del desarrollo y de la educación de nuestros hijos, pero, a veces, resulta difícil detectar posibles anomalías, en especial si se trata del primer hijo. Nos encontramos con falta de experiencia, falta de conocimiento o información.
Así que me parece que si la educación se enfocase a potenciar lo que los niños dominan y a ayudar en lo que les cuesta, alentando de forma positiva, y no centrándose en lo negativo, quizás conseguiríamos que cambiase el interés por aprender, por estudiar, por trabajar, por formar parte de la comunidad y relacionarse con las personas.
Vanessa Ojeda