Si hago balance del 2020, no puedo sentirme más satisfecha, a pesar de la pandemia.
Hace más o menos 1 año y medio me puse una serie de objetivos mentales para cuando cumpliese los 40 y siento que los he alcanzado.
El año 2020 ha sido muy importante para mí porque:
- me ha hecho valorar lo que tengo, sin echar en falta lo que no tengo,
- me ha hecho ser consciente de lo que más importa,
- me ha regalado un trabajo de introspección profundo,
- me ha hecho dar grandes pasos, en otros tiempos impensables,
- me he hecho parar, para ganar en calidad de vida, en tiempo y en espacio para los que más quiero,
- me ha obligado a salir de mi zona de confort,
- me ha llevado a enfocarme en mí misma también,
- me ha hecho caminar hacia el emprendimiento y conseguir resultados más que satisfactorios para mí, teniendo en cuenta que acabo de empezar,
- me ha hecho reír y llorar, apagarme y brillar, coser y cantar, dormir y comer, perder y ganar, correr y parar, pero sobre todo crecer.
Lo que más valoro es la calma que me ha traído esta situación y que nos ha ayudado a estar presentes, disponibles y conectados.
Desgraciadamente la pandemia nos va a traer muchas sorpresas amargas, y a pesar de que a veces me cuesta poco venirme abajo, ahora me centro en todo lo positivo, me rodeo de gente no tóxica, gente llena de energía y procuro no interiorizar los mensajes negativos.
Tal vez algunos piensen que vivo en una burbuja y miro para otro lado, pero yo creo que por fin miro hacia mí misma y me veo de otra manera. Y, además, también miro a los demás de otra manera. Voy dejando atrás mucho resentimiento. Me siento lo suficientemente asertiva como para decir las cosas desde lo que yo siento.
Así que recibo el 2021 con la cabeza alta, trabajando muchos aspectos del “yo” y dedicándole mucha energía a Mamá se escribe con amor. Trabajo de hormiguita que, espero en 2021, sigue dando sus frutos.
Vanessa Ojeda