Sí, durante tres o cuatro días al mes, deberían separarme de mis hijos.
Tiene que ver con una cuestión hormonal, relacionada con el ciclo menstrual. Probablemente será el síndrome premenstrual.
Sinceramente yo nunca había notado esos cambios de humor, dolores en el pecho, ataques de hambre o sensibilidad previos a la regla. O al menos no era consciente. Pero desde hace un tiempo siento que durante unos días, cada mes, tengo unas reacciones incontrolables.
Es complicado de explicar. Es una ira repentina, desde muy adentro, que sale, sin tener tiempo de reacción, ante situaciones que no me gustan y, ante las que habitualmente reacciono con cierta calma.
De repente grito muy por encima de mi tono normal o cojo al niño del brazo muy fuerte con cara de rabia e incluso hago lo mismo que él me ha hecho a mí (de forma vengativa).
Y no lo puedo prever. Es decir, más o menos conozco en qué días me puede suceder pero cuando llega no lo veo venir. Es un comportamiento repentino, irracional e irascible.
Quizás por la mañana he afrontado una situación similar bien y por la tarde me ha sacado de quicio hasta alcanzar el zénit de mi rabia. Y, a pesar de tardar pocos minutos en ser consciente de que ha llegado ese descontrol, no puedo parar. Sería una sensación parecida a la agitación por amamantamiento (otro día hablaré del tema).
En ese momento necesito un relevo, que alguien me saque de la escena y me mantenga alejada. Y para evitarlo lo ideal sería estar tres o cuatro días en aislamiento. Porque el comportamiento que tengo es muy duro.
Pero obviamente ni siempre estoy acompañada ni puedo separarme de mi familia varios días cada mes. Quizás lo más sano sería durante esos días intentar no gestionar los conflictos y dificultades familiares y delegarlos 100% en mi marido.
La sensación que experimento después de la tormenta es de tristeza profunda y de culpa. Soy totalmente consciente de lo que ha pasado y me siento fatal de haber herido los sentimientos de mis hijos o mi marido.
Aunque les pida perdón, no me siento aliviada. Supongo que todos entenderán que ese no es mi comportamiento habitual pero no me consuela mucho.
La verdad es que tardé tiempo en identificar lo que me pasaba pero sólo se me ocurre esta asociación al tema hormonal que no había notado antes en mi vida (que yo recuerde!).
Hay meses que lo llevo mejor y otros peor. Seguro que el contexto ayuda mucho.
Ahora la cuestión sería buscar el antídoto. ¿Se os ocurre alguno más aparte de lo ya mencionado?
Ojalá sea una etapa pasajera, una fase femenina más que desaparezca pronto.
Mientras tanto haber tomado conciencia me ayudará intentar frenarme.
Vanessa Ojeda