Nos encontramos ahora con una generación de abuelos que, por un lado, critican los gobiernos corruptos, la tasa de desempleo, la mala educación, la generación de “ninis”, el incivismo, la incultura,… y por otro lado dan a sus nietos todo lo que quieren y más.
Les compran todo lo que les piden, les hacen regalos que no necesitan o les consienten. Es más, les animan a usar las nuevas tecnologías de forma prematura (tele, móvil, ordenador, tablet,…).
Con esto no quiero criticar a los abuelos. Sin ellos la crianza se haría muy cuesta arriba. Sólo quiero hacer que nos paremos a pensar si es lo que queremos. No solo son los abuelos sino muchos de los padres de hoy en día también lo hacen.
Como os podéis imaginar esta va a ser la típica reflexión post-navidades. Y es que llegan esas fechas tan señaladas y se me ponen los pelos de punta. Cada día se convierte en una batalla en la que lidiar con la familia intentando defender mi postura sobre la sobriedad de los regalos de Papá Noel y Reyes.
Somos una familia sencilla, que quiere criar a sus hijos transmitiendo valores como el amor, la sinceridad, la humildad, la generosidad, la ayuda.
Y hay muchos temas que me hacen estar constantemente con el sermón en la boca. “Que no necesitan esto, que no se les compren tantas cosas, ni se les dé tanta comida basura.” Pero a veces oídos sordos por respuesta. Y de verdad, no me ayuda nada esa actitud.
Cuando eres madre necesitas una tribu para criar. Si el entorno, en vez de acompañar, es hostil, apañados estamos. Quizás no compartan nuestra manera de hacerlo, pero al menos deberían respetarla. ¿O acaso no debimos respetar las normas de su casa, nos gustasen o no?
En este momento tenemos a uno de nuestros hijos que vive dominado por la ansiedad y la frustración. Ansiedad de atesorar, de tener, de acumular, de poseer más y más. Y la frustración si no consigue lo que quiere o lo que intenta hacer.
A esta situación se llega habiéndole dado todo lo que quería en todo momento y lo más rápido posible. Y no sólo viene de parte nuestra, que también en algún momento lo habremos hecho, en realidad quiénes le han consentido todo por ser el primero de los nietos desde que nació han sido los abuelos. Y acompañar esas emociones no es tan fácil como puede parecer.
Llevamos meses trabajando el tema tanto en casa como con profesionales y ahora que la cosa empezaba a estar tranquila, llegaron las navidades y se acrecentó su ansiedad y frustración.
En estos días solo hacía que preguntar si no habían dejado más regalos los Reyes o Papá Noel. No pudo soportar que su hermano tuviese regalos diferentes a los suyos, llegando incluso a decir que debían compartirlos (los de su hermano, no los suyos) quedándose la mitad cada uno. Incluso llegó a decir que no le había gustado ninguno de sus regalos.
¿Sabéis por qué?
Porque tienen tantas cosas que ya no valoran ninguna.
¿Qué es lo que de verdad necesitan los niños?
Presencia, contacto, charlas, modelos de gestión de las emociones,…
Poco a poco van creciendo, cumpliendo años y empiezan a distanciarse de los adultos que, al no ser bebés, consideran que deben entretenerse solos ya sea con la tele, los videojuegos, el móvil, la tablet,… ya no dejan que se aburran, olvidando así fomentar su creatividad.
Ante este nuevo escenario seguiré intentando rescatarlos de ese camino, poniendo juegos sobre la mesa, sentándome en el suelo a hacer construcciones, leyendo y escribiendo cuentos para ellos, regalándoles experiencias como viajes, excursiones, funciones teatrales. Todo el tiempo que pueda.
Porque verles jugar tranquilamente a dominó o hacer pistas para canicas juntos, como en estos días, me reconforta.
¿No creéis que los niños están hiperregalados?
¿Qué creéis que pasará en un futuro?
Hablaremos de ello en un próximo post.
Vanessa Ojeda
Conchi says
Considero que no te has equivocado en nada. Yo cada Navidad de me hace más difícil elegir regalos para los míos (10 y 5 años) porque tienen de todo y comparten de todo. Se aburren enseguida de los juguetes tradicionales y solo quieren tecnología. Yo vivo frustrada por ello. Y justo alrededor veo todo lo contrario en la mayoria de la gente. Veo a muchos padres que no ponen límites y eso me hace pensar si estoy haciendo bien o estoy privando a mis hijos de avanzar en este mundo.
Me ha encantado este post
Un beso Vanessa
Mamá se escribe con amor says
Hola Conchi. Gracias por tu comentario.
No creo que estés privando a tus hijos de nada, sino todo lo contrario, buscando la manera de que estén menos desconectados, más silenciados. O sino, qué crees que hacen el resto de padres? Probablemente ahora será más sencillo criarlos conectados a la tecnología pero ya les preguntaremos dentro de unos años, en los que todos los padres estaremos cuestionándonos cómo solucionar el tema…
Yo creo que una de las claves es seguir jugando con ellos y dialogar, no perder la conexión. A ver si nos funciona.
Muchas gracias!!!!