¿Recordáis esa época, cuando dabais a vuestro hijo de mamar y no podíais ir por casa sin camiseta o sujetador, porque el niño era ver el pecho y tirarse a él como si no hubiera un mañana?
Así aprendimos a vestirnos deprisa, a escondidas, a no desvestirnos en presencia de los peques, a conseguir saltarnos alguna toma para evitar llegar tarde…
Bueno, pues a mi hijo mayor hace casi 4 años que no le doy el pecho (y acaba de cumplir 7) y al pequeño más de 1 año (está camino de los 5 años). Y llevan una larga temporada teniendo devoción por mis pechos. Supongo que para el mayor es una fase más sexual. La cuestión es que están todo el día tocándomelo y ahora, que es verano, más. Se lo meten en la boca, lo acarician, tocan el pezón y se lo restriegan (cosa que no soporto) y le hacen adoraciones, lo huelen y ¡hasta le ponen nombre a cada uno de ellos!
¡Estoy hasta el moño ya! ¿Cuándo se acabará esta fase?
El otro día llegó mi marido de trabajar y me dijo: “¡Qué raro verte con el sujetador puesto!” (en casa, claro) y yo le dije: “es que estoy cansada que me toquéis mis “tetas”.
Esto de la lactancia hay que ver hasta dónde llega. 😉
A ver si me voy a tener que poner tiritas a estas alturas.
En fin, otra fase de crecimiento de los niños, que pasará, como otras tantas. Paciencia y a tratarlo con naturalidad. Al menos he conseguido que no me toquen los pezones, de momento.
Vanessa Ojeda
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